Las famosas muelas del juicio que tantos problemas nos dan, pero que, sin embargo, hace muuuchos años fueron muy útiles para permitirnos comer de forma más eficiente. Debido a los cambios en nuestra alimentación y la falta de desarrollo de los maxilares se han convertido en nuestro peor enemigo.

Los cordales generalmente erupcionan entre los 18 y 24 años de edad, aunque existe un amplio rango de variación, a pesar de que suelen ser más tempranos en mujeres.

Dependiendo del grado de erupción del molar en la arcada se puede clasificar en:

• Incluido es aquel completamente metido en la mandíbula, cubierto por completo por encía y total o parcialmente por hueso.
• Semi incluido es aquel que no ha conseguido alcanzar su posición normal, pero se encuentra visible o en comunicación con la cavidad oral.
• Impactado: aquel que está completamente rodeado de tejido óseo.

A pesar de que esta clasificación es utilizada en ambos maxilares es más común que suceda en los cordales inferiores. Los cordales superiores suelen dar menos problemas, suelen ser más sencillos de extraer y no presentan tanta morbilidad postoperatoria.

Como cirujana oral, siempre he sido muy cauta a la hora de exodonciar los cordales porque como siempre digo los cordales “son muy caprichosos”. ¡No tienen una anatomía definida y realmente pueden tener de una raíz hasta incluso 5 raíces me he encontrado! Eso significa que pueden ser extracciones sencillas de 15 minutos o más complejas de hasta 45 minutos. El problema muchas veces de estas extracciones no solo es el postoperatorio más o menos aparatoso, sino el riesgo de parestesia cuando se encuentran cerca del nervio dentario inferior. Además, algo que muchas veces ni se tiene en cuenta, es que tras la exodoncia de cordales muchas veces el segundo molar que se encuentra al lado sufre pérdida ósea y/o periodontal.

Desde mi visión más conservadora y respetuosa valoro los riesgos/beneficios de exodonciarlos y realmente el principal motivo de extracción es una caries extensa, el dolor, la infección aguda o el daño en piezas adyacentes. Muchas veces los pacientes me comentan que se les apiñan los dientes por la presión de las muelas del juicio. Realmente ese argumento no es siempre cierto, ya que hay pacientes con muelas del juicio sin apiñamiento, y por el contrario, paciente sin muelas del juicio con apiñamiento. Por este motivo, explico que quitar los cordales no siempre previene el apiñamiento.